¡Los pueblos indígenas necesitan contrapeso en el Congreso!

 

Entramos a un año electoral con la misma verdad que los pueblos originarios hemos gritado por siglos: sólo quieren gobernar concentrando poder y privilegios, robando, despojando, mintiendo, metiendo miedos y matando. Han llegado a cambiar dictadores por comediantes, pero el gobierno de la sociedad sigue siendo un gobierno de tiranía. En el trono de ese despotismo están sentados como uña y carne, el CACIF, los gringos y el ejército, mientras sus partidos políticos les limpian los pies repletos de sangre y las mafias de todo tipo se aprovechan con total impunidad.

 

Gobierno tras gobierno desde la firma de la paz, vienen actuando para doblegar más a los pueblos indígenas

 

Hay tiranía cuando se cierran los espacios para comer y para ser libres. Un Estado tirano es el que organiza sus funciones tratando a la población como enemigo interno. La vida democrática, después de la guerra de 30 años, solo ha sido un engaño. La democracia es libre competencia, es libertad de empresa, es libertad de emisión del pensamiento, libertad de expresión y organización. Pero en Guatemala, gobierno tras gobierno desde la firma de la paz, vienen actuando para doblegar más a los pueblos indígenas, para anular las competencias de las comunidades campesinas; para imponer monopolios, oligopolios y trasnacionales en nuestros territorios; para endiosar el monopolio de los medios masivos de comunicación y para meter en la cárcel o matar a las mujeres y hombres valientes que se atreven a decirles de frente que solo aceptan la certeza jurídica cuando protege su dinero y sus negocios.

 

¿Con qué cara van a llegar los políticos a la capital, Alta Verapaz, Quetzaltenango, Quiché, Chiquimula, Sacatepéquez, Baja Verapaz, Izabal, Huehuetenango, San Marcos, Jalapa y Jutiapa? En estos departamentos, que conforman la mitad del territorio nacional, se registró durante el 2018 el mayor número de complicidades entre militares, alcaldes, diputados, jueces y empresarios, para hacer denuncias judiciales sin fundamento, intimidar, amenazar, lesionar y matar  a líderes, mujeres y hombres, que protestaron contra la tiranía económica.

 

En 2018 UDEFEGUA reportó 302 agresiones en contra de personas y organizaciones defensoras de derechos humanos

 

Hasta septiembre de 2018 fueron asesinados 22 dirigentes indígenas y campesinos de CODECA, CCDA y CUC; además de periodistas, sindicalistas y líderes de comunidades Maya mam, ixil, kaqchikel y q’eqchi’ y de aldeas afectadas por agroindustrias de azúcar e hidroeléctricas. Para septiembre de 2018, UDEFEGUA reportó 302 agresiones en contra de personas y organizaciones defensoras de derechos humanos. De ese total, 138 agresiones se dirigieron en contra de mujeres y hombres indígenas. También están difamando a las autoridades ancestrales porque ahora les urge meter la tiranía hasta debajo de los ríos.

 

Mientras las transnacionales sacan electricidad para venderla caro, en Guatemala hay población que no tienes acceso a un foco de luz

 

Así metieron a la cárcel, el 9 de noviembre, al gran líder comunitario Bernardo Caal Xol, condenado a siete años y cuatro meses de prisión, por los delitos de detenciones ilegales con circunstancias agravantes y robo agravado. La única realidad es que Bernardo Caal Xol es un digno representante de las comunidades que se oponen a la hidroeléctrica Oxec, ladrona del río Cahabón, en Alta Verapaz, lugar donde los banqueros guatemaltecos y las trasnacionales sacan electricidad para venderla caro, mientras la mayoría de quienes allí habitan ni siquiera tienen acceso a un foco de luz. El corrupto y despreciable juez Walter Fabricio Rosales, todavía tuvo el descaro de decirle a Bernardo Caal Xol que si quería reparar «dignamente»«sus delitos» debía pagar una multa de cien mil quetzales.

 

¿Qué cara tienen los políticos, incluyendo los alcaldes, que consiguieron la mayoría de votos en estos departamentos? ¡Nada han hecho para respetar a las comunidades! ¿Qué cara tienen los políticos de la UNE que consiguieron mayoría en las Verapaces? ¡Callados los tienen los azucareros, palmeros y cementeros! ¿Qué cara tienen los fascistas del FCN, el partido de mafiosos que sostiene a Jimmy Morales, tras impulsar la guerra contra CICIG, la paralización del Programa Nacional de Resarcimiento, los ataques contra el Procurador de Derechos Humanos y contra el Archivo Histórico de la Policía Nacional Civil? ¡Callados los tienen el ejército y AVELMIGUA!

 

El Estado no averigua ni castiga a los responsables

 

Todos los órganos del Estado están podridos. Entre 2012 y 2017 hubo 909 agresiones contra defensoras y defensores de derechos humanos, donde el 26% abarcó violaciones cometidas contra mujeres defensoras, incluyendo violaciones sexuales. Y sólo en 2018 las agresiones representaron una tercera parte de los abusos cometidos 5 años antes.  Todos estos abusos siguen en impunidad, el Estado no averigua ni castiga a los responsables.

 

Si no hay democracia económica el próximo gobierno será peor que el actual

 

Será peor porque solo pueden sostener sus negocios abusivos con impunidad, silenciando y despojando a la gente. Esa lógica siempre ha estado sobre los pueblos indígenas. Destruyeron nuestros espacios públicos prehispánicos, nos impusieron espacios públicos, como las municipalidades, para organizar el trabajo forzado y tributos «solo para indios». La única institución pública que se acercó a nuestras tierras fue el ejército, pero para reclutarnos o matarnos. El Estado está matando nuestros idiomas. No hemos tenido justicia, salud ni educación pública, ni instituciones públicas que respalden nuestra producción y economía. Ni siquiera hemos tenido instituciones públicas que respalden el cuidado que hemos hecho por siglos de los bosques y los ríos. Toda la vida se han burlado de nuestras consultas comunitarias, empezando con los gobernadores, alcaldes y diputados. Hoy, hasta se premia a los jueces que se venden a las trasnacionales.

 

En el 2018 vimos retrocesos que nos trajeron recuerdos del pasado militarizado

 

Si no hay democracia económica se profundizará la tiranía del Estado. Los pocos derechos ciudadanos que nos quedan, no solo para los pueblos indígenas sino también para la población ladina, terminarán otra vez en el basurero del engaño, la desinformación, el control y la persecución. El 2018 vimos retrocesos que nos trajeron recuerdos del pasado militarizado.  A estas roscas oligarcas y politiqueras no les interesa la memoria, la verdad, la justicia y la reparación. El pasado puede volver con lobos vestidos de piel de oveja, que hablan de limpiar la política, pero se callan cuando se trata de los negocios y privilegios que les garantiza el Estado.

 

Por eso, en nombre de las genuinas necesidades y sueños de la mayoría de los pueblos, necesitamos levantar seis estrategias:

 

1º.  Tener claridad de nuestras necesidades y demandas socioeconómicas; levantarlas en colectivo, por comunidad, por región, y que suban como un grito valiente hasta el cielo;

 

2º.  Apoyar a las y los dirigentes, periodistas y defensoras(es) que luchan contra la destrucción de la vida en nuestros territorios. Reorganizarnos con la ley en la mano para defender nuestras consultas y detener a las empresas que violan todas las leyes para proteger sus negocios;

 

3º.  Negar nuestro voto a los 107 diputados del pacto de corruptos. Buscar la información. La mayoría son de los partidos políticos FCN-Nación, UNE, Todos, Reformador, Acción Ciudadana, PAN, UNC, UCN y VIVA

 

4º.  Que nuestro voto no sea un dedazo más. Asumamos la responsabilidad de saber elegir a quién nombrar como gobernantes porque, después, sus actos afectarán a toda la población.

 

5º.  Llevemos las voces de los Pueblos Indígenas al Congreso. Llevemos alcaldes que conozcan la historia guatemalteca y no quieran repetir sus atrocidades en los municipios. Apoyemos a las y los candidatos que defienden las consultas y el derecho de las comunidades a decidir sobre su desarrollo. Llevemos a candidatos que reconozcan el poder de nuestras autoridades ancestrales. Necesitamos fuerza política indígena para cambiar de raíz este Estado racista y depredador, que nunca nos ha representado;

 

6º.  Busquemos la unidad de las comunidades, de los pueblos, de los movimientos sociales que sueñan con libertades profundas. Juntos asumamos la responsabilidad política de ser una fuerza real frente a los partidos: profundizar la democracia desde abajo, justicia económica y fiscal, eliminar el racismo, acabar con las políticas e instituciones patriarcales, desmilitarizar los territorios y aplicar justicia sin privilegios. Esas son nuestras demandas históricas. Elijamos a quienes las defiendan.

 

Tampoco mantengamos silencio frente a los falsos aliados de los pobres, como muchas iglesias, que se llenan la boca hablando de amor al prójimo, pero se olvidan de las tragedias históricas provocadas con tanta explotación.  

 

El himno nacional dice en su primera estrofa: “ni haya esclavos que laman el yugo, ni tiranos que escupan tu faz”. No lo tengamos de adorno.

 

 

 ¡Paremos el racismo, los despojos y la militarización!

¡Llevemos contrapeso al Congreso por un Estado con democracia comunitaria!

 

Consejo del Pueblo Maya -CPO-

 

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