2 años después de la masacre, Alaska, Km. 169 – By Andrea Ixchíu – -Photographs J. Navas –
“Las demandas por las que los 48 Cantones salieron a manifestar no han sido resueltas y empeoraron, el magisterio fue eliminado, el partido patriota quiere reelegirse, el servicio de energía eléctrica aumento de precio”
Aún resuenan en mi cabeza como una pesadilla graduada por él sonido las metrallas, los bombazos, los gritos, el llanto. Recuerdo haberme sentido absolutamente acongojada ante ese estrepitoso e infernal ataque de los soldados contra mis vecinos.
El 4 de octubre de 2012 Totonicapán salió a reclamar sus derechos. Nos cansamos de esperar. Luego de 10 años de fallidas negociaciones con el gobierno y la empresa proveedora del servicio de energía eléctrica, que aún hoy sigue cobrando altos precios por malos servicios. Nos cansamos de ver como en tan pocos meses de gobierno, Otto Pérez Molina y sus secuaces pretendían remilitarizar la Constitución. Es un mensaje de terror para el pais cuando un pueblo sale a manifestarse a denunciar las injusticias y por eso es reprimido con brutalidad. Este gobierno da licencias para matar y escarmentar indígenas movilizados en Guatemala, para prevenir al país de “malos ejemplos”. El Gobierno de Otto Pérez y la oligarquía criolla saben que las organizaciones indígenas locales que no pudieron desarticularlas en casi dos décadas de “pacificación”, se constituyen, en este momento, en un peligro para el Estado etnofágico y oligárquico. Humanamente es casi imposible contener el viento de la transición hacia estados plurinacionales que sopla desde el Sur.
6 personas fueron asesinadas más de 35 quedaron heridas en el kilmetro 169 de la carretera interamericana. A ellos les debemos en primer lugar, el impulso y el deseo de enfrentarnos al autoritarismo. Por sus familias deseo que se haga justicia y nunca se repitan las matanzas impunes. Ojalá la democracia algún día tenga el valor que hasta el momento el capitalismo salvaje no le ha permitido.
Dos años después de estos hechos las viudas y heridos aún esperan respuestas del sistema de justicia.
El ejecutivo de alguna forma acepto su responsabilidad entregando ayuda económica a las víctimas. Pero esto no es suficiente, ya que la criminalización de la protesta social sigue en alza y las estrategias de división de las comunidades, que realizan el gobierno y patrocinan los empresarios, son cada vez más agresivas. Las demandas por las que los 48 Cantones salieron a manifestar no han sido resueltas y empeoraron, el magisterio fue eliminado, el partido patriota quiere reelegirse, el servicio de energía eléctrica aumento de precio.
Sin embargo lo que pasó el 4 de octubre de 2012 nos ofrece un gran aprendizaje: el Estado no respeta la autoridad comunitaria, la menosprecia, la odia. Los grandes empresarios de este país nunca han valorado la democracia comunitaria. La autoridad pública, tal como hasta ahora ha existido, funciona para oprimir y no para vivir bien. Los 48 cantones son un estorbo; las consultas comunitarias no merecen ni una noticia.
Ante ello, nos toca refundar este estado de cosas, fortalecer a las autoridades indigenas, apoyar a los medios de comunicación alternativa. Desafiar al sistema y valorar profundamente las necesidades colectivas. La libertad de cada persona necesita de colectivos sanos y solidarios. En las comunidades se exige la autoridad compartida, se crea un ambiente de corresponsabilidad, se habla cara a cara de los problemas y las soluciones y también se rechazan a las autoridades que se venden a las ofertas lucrativas. Cientos de autoridades comunitarias, mujeres y hombres, son personas que saben, que entienden los problemas de la gente, que tienen conocimientos sobre cómo viven y cómo mejorar sus vidas.
Los 48 cantones existían antes de la Constitución de la República, los pueblos mayas y sus propias formas de consulta existían antes que se impusiera esta nación monocultural. Por eso hablar de reformas políticas o educativas mientras no se reconoce la autoridad ancestral sólo confirma que este Estado prefiere la dictadura a la democracia. Su poder es el terror y, en el fondo, como bien dijo Eduardo Galeano, todo autoritarismo es miedo a perder el poder.
El Partido Patriota amenaza con quedarse y consolidar su proyecto extractivo y de necropolitica, de ser unos administradores de la muerte y la pobreza. Deseo que ninguna dictadura cobre vidas otra vez en Guatemala y que ninguna falsa democracia, de siervos y señores, de soldados disfrazados, de políticos ovejeros, debe ser tolerada. Necesitamos que florezca la autoridad comunitaria como expresión de una voluntad común para cuidar la vida. Necesitamos una democracia revolucionaria, profunda, dedicada a combatir tantas desigualdades y a construir lo necesario para vivir bien. Nos han quitado el poder de decidir sobre nuestras vidas y es lo que debemos recuperar.
Audio: Entrevistas Masacre en Tototonicapán