“Los pueblos originarios fueron explorados, dominados y ocupados por la invasión europea entre los años 1492-1580” (Consejo del Pueblo Maya [CPO], S/F, p. 22). Desde la invasión hasta la actualidad, los pueblos originarios del continente han sido sometidos a una forma de vida llena de racismo, discriminación e injusticia que violenta contra la libertad, derechos y costumbres de los pueblos, es por eso que los abuelos y hermanos empezaron con un proceso de lucha y resistencia frente a la colonización que se desarrolla desde 1519.
Desde hace 528 años ha sido y seguirán siendo de luchas, esfuerzos, entrega y de resistencias que buscarán espacios entre la política y la economía de los colonos, con el sueño y el fin de liberar a su pueblo de la dominación que ha prevalecido durante 50 décadas. ¿Cuáles son esos sueños y esos fines?: Es el anhelo de recuperar nuestros territorios, nuestra propia autonomía económica, nuestra propia política y nuestra propia forma de gobierno como pueblos originarios.
Desde que inicia la invasión europea, se masacró y sometió a los pueblos originarios de este continente; se obligó a vivir en un sistema capitalista opresor y salvaje, obligando a los habitantes de Iximulew (Guatemala) a cambiar sus formas de vida que entre otros aspectos, se imponen nuevos sistemas de gobierno, nuevas formas de consumo, una cultura de violencia, se imponen otras creencias; logrando así una dominación total sobre los pueblos, su territorio y todo lo que existe, arrasando con la vida de abuelos y abuelas, jóvenes y señoritas, niños y niñas; arrebatando todo el tiempo los bienes comunes naturales de los pueblos, tal como se plantea en “los cuatro despojos” registrados desde la invasión, la reforma liberal, el conflicto armado y el último que empezó a partir de 1996 (Consejo del Pueblo Maya [CPO], S/F, pp. 8 y 9), siendo protagonistas las elites económicas,
políticas y ahora en consorcio con los militares y las empresas transnacionales; ellos hasta nuestros tiempos, siguen despojando y adueñándose de una gran cantidad de los territorios Iximulew.
“Es por eso, que en el año de 1820 en Totonicapán hubo un levantamiento K’iche’ liderado por Atanasio Tzul tratando de establecer un gobierno regional indígena” (Consejo del Pueblo Maya [CPO], S/F, p. 23). Este echo de lucha y resistencia de Atanasio Tzul y la de nuestros abuelos y hermanos ha sido un motor para seguir en resistencia contra la dominación de los burgueses y los oligarcas que por muchos años han usurpado y robado nuestros bosques, ríos, lagos, cerros y demás riqueza natural que existe en Iximulew, siendo para ellos, la cuna de sus riquezas, llenándose los bolsillos a costa de los territorios de los pueblos originarios, dejando en pobreza y pobreza extrema a los habitantes.
Al apropiarse de los bienes naturales de los pueblos para la explotación y generación de grandes capitales, como consecuencia ha sido la pobreza, hambre, desnutrición y muerte para pueblos enteros. Han utilizado los ríos para instalar hidroeléctricas, los cerros para minerías, antenas de telefonía y el caso de plantas de energía, como ejemplo, el lago de Amatitlán, totalmente contaminado por el desemboque de drenajes y basura; asimismo, es un caso preocupante el lago de Atitlán que está siendo perjudicado por los hoteles de su alrededor, desembocando sus drenajes al lago; empresarios que llevan residuos contaminantes a los alrededores, que ponen en peligro la salud de los habitantes de Sololá, ahora, existe un plan empresarial que pretende imponer un “megarecolector” sin el consentimiento de los municipios que viven en torno al lago. Los bienes naturales de Guatemala han sido fuente de capital por parte de la oligarquía reinante en el país, la cual en ningún momento ha tenido un pensamiento hacia el bien común.
Como consecuencia de estos males durante la historia, ahora los pueblos tienen que pagar tarifas altas por el derecho a la energía eléctrica, telecomunicación, agua potable y otras necesidades del diario vivir.
Es preciso mencionar que los burgueses y los oligarcas tienen lazos con países extranjeros, pues hasta ellos tienen poder de dominación sobre Iximulew por establecer contratos con empresas transnacionales que se dedican a la actividad extractiva, dándoles derechos sobre las tierras guatemaltecas, haciendo grandes sumas de capital para los intereses privados mientras el pueblo sufre y muere de pobreza. Es por estas injusticias que nuestros líderes comunitarios siguen en resistencia contra el sistema capitalista pero que muchos de ellos han sido “criminalizados en defensa del territorio, siendo un acto negativo creado por los descendientes de los españoles” (Consejo del Pueblo Maya [CPO], S/F, p. 27).
Una muestra de lucha que hemos visto en los últimos tiempos, es la del municipio de Patzún, pueblo kaqchikel donde vecinos tomaron las instalaciones del salón comunal de Patzún-CECOPA el 4 de noviembre de 2018 de forma pasiva, la decisión fue tomada en asamblea comunitaria con el fin primordial de recuperar la autonomía de CECOPA. Por este acto pacífico, las autoridades fueron criminalizadas y perseguidas legalmente. Otros ejemplos son: el rescate del río que se encuentra en zona Reina, la resistencia contra las semillas transgénicas provenientes de Estados Unidos, entre otros.
No se ha logrado la total libertad de los pueblos originarios y es por eso que los pueblos han tratado de buscar espacios dentro de la participación política porque solo así se podrá llegar al poder y alcanzar nuestra propia autodeterminación y autonomía.
Desde 1957, vienen fundándose partidos políticos que han mantenido una ideología del sistema capitalista; “derecha extrema, derecha conservadora y derecha liberal, estos son los grupos que han mantenido el control durante muchos años y siendo los dueños de estos mismos partidos son los terratenientes, agroexportadores, empresarios, banqueros y comerciantes” (Grupo Wajxaqib’ Batz’, S/F, p. 8). Es ahí donde los pueblos originarios tienen un desafío para lograr cumplir el sueño y el fin primordial de las décadas de lucha y resistencia, es por eso, el momento preciso de levantar la voz que han callado los capitalistas, pues el eco de libertad suena constantemente siendo el compromiso y responsabilidad de todo aquel que se ha olvidado de su origen pensando como los capitalistas y los grupos con aquel pensamiento de esperar al siguiente turno para gobernar, aceptando desde ya el terrible daño que harán al territorio guatemalteco, pero es ahora cuando debe tomarse esa alianza firme de compromiso con nosotros mismos, con nuestros líderes comunitarios y movimientos que se han comprometido verdaderamente al servicio común, tenemos la esperanza de que esta forma de gobierno cambiará a un Estado Plurinacional con el planteamiento del CPO sustentado en los cuatro pactos.
El pacto político adoptando una democracia participativa, representativa y plurinacional que incluye el derecho de los pueblos a representarse, autogobernarse y a elegir a sus autoridades en todas las esferas y órganos públicos donde Maya, Mestizo, Xinca y Garífuna podamos pasar de un Estado monocultural a uno Plurinacional, donde el gobierno responda a los intereses de la mayoría y no a la oligarquía. El pacto económico donde se acabe el modelo del monopolio y pase a una economía que elimine la pobreza y las exclusiones sociales. El pacto de justicia que desaparezca la militarización, que la administración de justicia no alimente redes paralelas de poder ni fraudes de ley y se respete y organice la pluralidad de justicia. Queremos justicia y no criminalización de nuestras luchas, donde la justicia se respete y sea reconocida como tal. El pacto cultural donde se fomente una nueva enseñanza, donde florezcan las condiciones para erradicar el racismo, el machismo y el desprecio a nuestra identidad, necesitamos construir un sistema de educación nacional que nos incluya a todos los pueblos. Apostamos a vivir en una sociedad con una concepción del buen vivir. (Libro Azul [CPO] pp. 55-65).