El sistema energético de Guatemala es un modelo extractivista que considera los bienes comunes naturales como infinitos y privilegia las ganancias sobre la accesibilidad y calidad del servicio. Bajo el argumento de la inversión, la privatización del sector eléctrico ha resultado en un nuevo modelo de despojo.
“Bajo el argumento de la inversión, la privatización del sector eléctrico ha resultado en un nuevo modelo de despojo”
Guatemala es un país con un alto potencial en energía renovable. La hidroelectricidad es la tercera fuente de energía, sin embargo, su implementación ha generado impactos negativos en las comunidades y el ambiente. Los pueblos consideran que el sistema energético actual no mejora la calidad de vida de la gente. Se ha convertido en una máquina de extracción de recursos. Para transformar este modelo energético en uno participativo y eficiente, serán necesarias mayor transparencia y acceso a la información pública sobre la situación y disponibilidad de los recursos ambientales, recuperar el valor de uso de la energía como un derecho y un servicio, y no como una mercancía, y construir una sociedad más informada y participativa, con espacios de discusión como asambleas y consultas para formular alternativas que recojan una visión compartida del territorio y la energía.
“Solo un tejido social y organizado garantiza utilizar sabia y justamente la capacidad energética de Guatemala y así conectar al país a la posibilidad de un verdadero desarrollo de todas las personas”.