¡LAS AUTORIDADES INDÍGENAS NO QUEREMOS PARCHES CONSTITUCIONALES!
¡QUEREMOS UNA CONSTITUCIÓN QUE ASEGURE LA VIDA, LA PAZ Y NUESTRA LIBERTAD!
Decimos a las autoridades del Estado de Guatemala que no necesitamos sus migajas legalistas para resolver los conflictos en nuestros territorios. La actual discusión sobre reformas constitucionales es una gran farsa y una gran trampa. Es una gran farsa porque no es cierto que la justicia radique en las autoridades. La justicia radica en la relación entre las personas y consiste en buscar un equilibrio entre todos y todas no sólo en la boca y en la cabeza de la autoridad. Para mejorar la justicia hay que mejorar la vida. Los grandes problemas y conflictos en nuestros territorios vienen del hambre, de los malos trabajos, del alto costo de la comida y de la ropa, del robo de nuestras tierras, del robo del agua, del robo de electricidad, de la corrupción de las grandes empresas que pudren a las municipalidades. Si se quiere fortalecer la administración de justicia que se hable de justicia social y se mejore la justicia social.
¿De qué nos sirve que nos reconozcan como autoridades si a los pueblos indígenas nos desconocen como seres humanos? ¿De qué nos sirven más órganos de justicia en el Estado, si los órganos que ya existen ni llegan a dar salud a nuestras comunidades, ni hablan nuestros idiomas y nos tratan como inferiores? Nuestra autoridad sólo es más fuerte si la comunidad vive bien, sin tanto abuso ni racismo. Con esas reformas no nos reconocen como sujetos de derechos. Son reformas mentirosas. Lo que quieren es amarrarnos un pie para atar nuestro pensamiento y ponernos en minoría en sus tribunales. Quieren que digamos que sí para chapucear un Estado del que siempre nos ha excluido.
Ya nos imaginamos que cuando llegue otra minera, otra hidroeléctrica o las nuevas agroexportadoras nos van a llamar para negociar a su favor. Por eso estas reformas también son una gran trampa de quienes han tenido privilegios y condiciones históricas de dinámicas económicas de explotación, despojo y saqueo de los bienes y territorios de los pueblos. En primer lugar, nos están dividiendo. También están haciéndonos ilusiones para creer en sus estilos de vida, como tener más dinero, o codearse con los jefes de Estado, o acatar su desarrollo económico, o salir y viajar en hoteles buenos, para luego someternos y callarnos. Es una gran trampa porque van a querer manosear las pocas instituciones que hemos conservado por siglos para proteger nuestras vidas. ¿Acaso han respetado a las comadronas? ¿Acaso han respetado las tierras comunales? ¿Acaso han respetado a las alcaldías indígenas? Lo que quieren es tener pleno control de nuestros territorios para administrarlos a favor de los saqueos oligarcas e imperiales.
Y la peor trampa es que van a llamar a un referéndum para estos chapuces, dejando a un lado los verdaderos cambios que necesita la Constitución Política y después ya nadie va a querer cambiarla a profundidad. Nuestra experiencia en el Utziläj K’aslemal, el Raxnaquil K’aslemal, Ral ch’ och’, nos lleva a decir que si de verdad queremos un mejor Estado, entonces que ese Estado reconozca por fin el derecho de los pueblos a su autonomía, a vivir tal como decidan las comunidades, en plenitud, en paz y en libertad.
La libre determinación de los pueblos indígenas sí beneficiaría a toda Guatemala, porque la autonomía de los pueblos indígenas pone antes a la comunidad que a la autoridad. Y la comunidad es la ciudadanía. Por eso todos los pueblos de Guatemala, mayas, xincas, garífunas y ladinos, necesitamos que el Estado escuche a las comunidades, a la gente y no sólo a los pudientes.
Llamamos a levantarnos para instalar una Asamblea Plurinacional Constituyente, para que impulse un nuevo pacto político y redacte una nueva Constitución Política, donde se recojan cambios en la parte dogmática y orgánica de la Constitución, reconociendo la libre determinación de los pueblos originarios. Este municipalismo capturado por los partidos políticos y las grandes empresas debe desaparecer. Los municipios necesitan una reforma fiscal profunda que acabe con los privilegios y respete las decisiones de las comunidades. La revocatoria de mandato debe ser constitucional y así acabar con las inmunidades. Las elecciones de autoridades y de las cortes de justicia deben basarse en la proporcionalidad de los pueblos que aquí habitan. Nuestros idiomas deben ser oficiales y estar a la par del idioma castellano en aquellos lugares donde se practiquen en mayoría. La justicia es abierta y no se reduce a las cortes.
Proponemos que Guatemala se funde en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro de la integridad territorial. El Estado Plurinacional se debe organizar para proteger a la persona, a la familia a las comunidades y a las cuatro vertientes nacionales de Guatemala: la maya, la xinca, la garífuna y la mestiza.
Un Estado Plurinacional significa que se adopta una forma de gobierno basada en la democracia participativa, representativa y plurinacional. La democracia participativa debe ser directa y deberá ejercerse por medio de referendos, la consulta previa y vinculante, los cabildos municipales, la iniciativa legislativa ciudadana, el cuidado y el control social y la revocatoria de mandato. La democracia representativa se ejerce por medio del voto universal, directo y secreto e incluye el derecho de los pueblos a representarse, autogobernarse y elegir a sus autoridades en todas las esferas y órganos públicos sujetos a la elección general. La democracia comunitaria plurinacional se sustentará en la existencia y la libertad de los pueblos indígenas a constituir gobiernos autónomos complementarios de la unidad territorial y a tomar decisiones en todos los asuntos que les incumban para decidir sobre su propia vida.
¡GUATEMALA NO NECESITA PARCHES CONSTITUCIONALES! ¡GUATEMALA NECESITA UNA CONSTITUCIÓN PLURINACIONAL!
Consejo del Pueblo Maya-CPO
Occidente de Guatemala 20 de Febrero de 2017.